Tambo sostenible para incrementar la producción
La familia Bonamico comenzará este año a gestionar parte de su rodeo lechero en unidades de ordeñe voluntario con un esquema de reciclado integral de recursos.
El hecho de que los cuatro hijos de los hermanos Isidro y Marcelo Bonamico –un médico veterinario, una agrónoma y dos estudiantes universitarios– hayan decidido continuar como familia empresaria fue uno de los catalizadores de la decisión de potenciar la productividad del tambo por medio de la instalación de un sistema de ordeño voluntario.
Dos tercios de la inversión fueron financiados con préstamos de la empresa proveedora de equipos y de una entidad oficial, mientras que el tercio restante se solventó con capital propio. “Creemos que la alimentación y la genética no son actualmente las limitantes para poder incrementar la producción por vaca, sino que el factor clave es el bienestar animal. El análisis realizado para definir la inversión fue que la misma se pague con los litros adicionales que generaremos”, comenta Isidro, quien integra el CREA Tambero Laboulaye (región Centro). El nuevo tambo entrará en operación en las próximas semanas.
Implementaron un galpón con cama de compost en base a cáscara de maní, el cual se estima que requeriría su primer reemplazo en un período de dos años. Cada vaca tendrá un espacio disponible de 12 metros cuadrados (sin contar la calle de alimentación). La instalación de circulación y ordeñe cuenta con piso de goma antideslizante y un sistema (flushing) que emite grandes chorros de agua reciclada para mantener el piso libre de residuos.
Los efluentes, con ayuda del agua, se dirigirán por declive hacia una primera zona de recolección que es de cemento y a partir de ahí es dirigida a un tornillo extrusor. En el mismo se separan la mayor parte de los residuos sólidos, los cuales se ingresan a unas geomembranas sobre un playón que permiten, por decantación, que termine de drenar el líquido. El fin último es la biofertilización variable de los lotes productivos para los cuales ya se realizaron mapa de nutrientes.
El agua con el primer proceso de filtrado de sólidos será posteriormente derivada por gravedad a una laguna anaeróbica, en la cual –como lo indica su nombre– se produce la degradación de la materia orgánica en ausencia de oxígeno. El efluente resultante luego es derivado a una segunda pileta –la laguna facultativa–, en la cual la degradación de la materia orgánica tiene lugar por la actividad metabólica de bacterias heterótrofas que pueden desarrollarse tanto en presencia como en ausencia de oxígeno. El agua depurada será empleada nuevamente en el sistema de flushing, lo que promueve un uso circular de los recursos disponibles.
“Además, bajo el principio de reciclado de los recursos que nos propusimos, tenemos un sistema que recolecta el agua de lluvia caída sobre los 8000 metros cuadrados que posee el galpón, y es depositada en una pileta, impermeabilizada y techada, la cual será mezclada con el agua (subterránea) a la que acceden las vacas para mejorar la calidad de la misma”, señala Isidro.
Este año 360 vacas serán ordeñadas en unidades de ordeñe voluntario, mientras que otras 400 permanecerán en el tambo tradicional (aunque éste fue modernizado para facilitar la labor de los ordeñadores). Se trata sólo del inicio: el proyecto a futuro fue diseñado de manera “modular” a los fines de poder ir satisfaciendo el crecimiento del sistema de una forma más natural para los animales y los trabajadores, permitiendo también capturar las mejoras tecnológicas del equipamiento.
El artículo completo puede verse en la edición de abril de la Revista CREA.