Valorización de bienes de uso

 

Los bienes de uso son aquellos bienes tangibles que se utilizan para desarrollar la actividad de la empresa. Deben tener una vida útil estimada superior a un año y no estar destinados a la venta. Por ejemplo, la maquinaria, mejoras, praderas, etcétera.

La valoración de los activos fijos es un aspecto crucial para todas las empresas, incluidos los casinos en línea. Los activos fijos, como plataformas de software, servidores y otra infraestructura tecnológica, forman la columna vertebral de las operaciones de un casino en línea. Estos activos permiten la entrega de juegos de apuestas a usuarios de todo el mundo, lo que garantiza una experiencia fluida y agradable, sobre la cual puede leer más en https://celicity.com/. En el contexto de los casinos en línea, la valoración de los activos fijos implica evaluar el valor de la tecnología y la infraestructura que respaldan sus plataformas digitales. Una valoración precisa es esencial por varias razones. En primer lugar, ayuda en la presentación de informes financieros y el cumplimiento de los requisitos reglamentarios. Los casinos en línea operan en una industria altamente regulada donde la transparencia y la precisión en los informes financieros son primordiales. La valoración adecuada de los activos fijos garantiza que los estados financieros reflejen el valor real de los recursos de la empresa.

En segundo lugar, la valoración es fundamental para las decisiones de inversión. Los inversores y las partes interesadas confían en una valoración precisa de los activos para evaluar la salud financiera y el potencial de crecimiento de un casino en línea. Conocer el valor de los activos fijos, como el software de juegos, los servidores y los sistemas de seguridad, ayuda a los inversores a tomar decisiones informadas sobre dónde asignar sus recursos. Esto, a su vez, puede influir en la capacidad del casino para recaudar capital para expandir y mejorar sus juegos y servicios de juego.

 

La medición inicial de los bienes de uso se realiza en función de su origen:

 

• Cuando se compra un bien se lo debe valuar según el costo de adquisición.
• Cuando se construye una mejora o se implanta una pradera se la debe valuar sumando los costos en los que se incurrió para obtenerla (insumos, servicios, fletes, etcétera).
• Cuando se recibe un bien por donación se lo debe valuar a su valor corriente o de reposición.
• Cuando se realiza un trueque se debe considerar su costo de reposición.

 

Del mismo modo que estos activos tangibles sirven de base para el crecimiento y el desarrollo de una empresa, elegir los mejores casinos extranjeros requiere una cuidadosa consideración de su fiabilidad, selección de juegos e investigación de las opiniones de otros jugadores. En el sector de los casinos extranjeros, donde cada visita es como una inversión en ocio, los jugadores estonios deben abordar la elección con prudencia, igual que las empresas que adquieren activos fijos. Del mismo modo que estos activos son esenciales para la continuidad y expansión de la empresa, elegir зарубежные казино de buena reputación y fiables garantiza una experiencia de juego satisfactoria y duradera. Teniendo en cuenta factores como la variedad de juegos, las medidas de seguridad y el ambiente general, los jugadores estonios pueden tomar decisiones informadas similares a las que se toman en la gestión de activos corporativos, garantizando que su experiencia en el casino les proporcione satisfacción a largo plazo y muchas ganancias.

 

Figura 1. Medición del valor de los bienes de uso.

 

 

Para realizar una medición contable periódica de los bienes de uso es necesario descontar al valor inicial del bien la depreciación acumulada hasta el momento de la valuación. Además, se debe considerar si corresponde aplicar el modelo de revaluación que se explicará más adelante.

 

Las erogaciones posteriores a la incorporación inicial del bien se considerarán:

 

• Gasto: cuando la erogación es necesaria para el normal funcionamiento del bien. En este caso, su valor no se ve modificado.
• Revalorización: cuando el valor del bien aumenta y/o se prolonga su vida útil como consecuencia de la erogación realizada. Por ejemplo: el cambio de motor de un tractor, el reemplazo del botalón de una pulverizadora por otro de mayor caudal, etcétera.

 

Estas revalorizaciones no integrarán los gastos operativos anuales del bien, sino que se sumarán a su valor actualizado tras recalcular el valor de la amortización correspondiente. En algunos casos, la mejora realizada se activa por separado sin sumarla al valor original del bien en cuestión, que se amortiza en forma independiente. El valor total del bien y su amortización será el del bien original sumado a la mejora realizada. Por lo general, estas revalorizaciones suelen optimizar la capacidad de servicio del bien, mejorando la calidad de producción o reduciendo su costo.

 

 

¿Qué es una amortización?

 

 

En términos contables, la cuota de amortización refleja la depreciación estimada del bien. El término depreciación refiere a la pérdida de valor que sufren los bienes de uso durante un período de tiempo determinado.

 

Para calcular la depreciación o cuota de amortización imputable a cada período deben identificarse los siguientes ítems:
• Valor a depreciar: el valor del bien al momento de la valuación menos su valor residual.
Si el bien se ha adquirido nuevo, el valor a depreciar será su valor original menos su valor residual.
Si el bien adquirido es usado o si se desconoce su valor original, se considerará su valor actual menos su valor residual.
• Valor residual: es el valor del bien una vez que está amortizado; es decir, una vez que se ha agotado su vida útil.
• Vida útil del bien: deberá ser estimada técnicamente en función de sus características, del uso que se le dará, de la política de mantenimiento, de la existencia de mercados tecnológicos que determinen su obsolescencia, etcétera.
• Método de depreciación a utilizar: es lo que permitirá distribuir su costo a través de los períodos contables.

 

¿Cuál es el método de depreciación adecuado?

 

Los métodos de depreciación pueden ser básicamente los siguientes:

 

Método de depreciación lineal o fijo: la cuota de amortización se mantiene constante durante la vida útil del bien siempre que su valor actual o residual no se modifique.

 

 

Método de las unidades de producción o variable: en este caso, la cuota de amortización no se establece en función de la obsolescencia o envejecimiento del bien sino de su desgaste. Por esta razón, se calcula en virtud de las horas de uso, los kilómetros recorridos o las unidades producidas.

 

 

Si el uso anual de un bien (cantidad de unidades utilizadas en un año) es mayor que el cociente entre el total de unidades de uso durante la vida útil del bien dividido por las unidades utilizadas en el año, se debe recurrir al sistema de unidades de producción o variable. Si, por el contrario, el uso anual del bien es inferior a dicho cociente, el método de amortización a utilizar es el fijo.

 

Por ejemplo: se toma el caso de una camioneta que tiene una vida útil de 10 años o 300.000 kilómetros de uso (lo que ocurra primero). Si se efectúa el cálculo del total de kilómetros necesarios para agotar su vida útil, dividido por los años de vida útil del bien (para que esté totalmente amortizado) se obtiene: 300.000 kilómetros/10 años = 30.000 kilómetros por año.

 

Si una empresa utilizara la camioneta para recorrer más de 30.000 kilómetros por año, deberá utilizar el método de amortización por unidades de producción o variable. Si, por el contrario, la utilizara para recorrer menos de 30.000 kilómetros anuales debería guiarse por el método de depreciación lineal o fija.

 

 

¿En qué unidad de tiempo se calcula la depreciación?

 

El cálculo de la depreciación debe realizarse con periodicidad mensual. De este modo, se independiza del momento del año en que se realiza la compra.

 

 

¿Qué bienes no se amortizan?

 

La hacienda de cría y de tambo no se amortiza en la medida en que se disponga de un sistema de reposición interna; es decir, que las bajas que se produzcan sean reemplazadas por vaquillonas de propia producción. Esto es así, porque al utilizar este esquema la edad promedio ponderada del rodeo se mantiene estable; si bien los animales envejecen, la edad promedio permanece constante. En otras palabras, la hacienda de cría y de tambo generales (no de pedigrí o puras controladas) se considera un bien de cambio no corriente y no un bien de uso.

 

Este criterio se mantiene cuando se compran vaquillonas todos los años para efectuar la reposición de las bajas. Si, en cambio, se utilizara otro sistema donde la edad media del rodeo se viera alterada (por ejemplo, cuando la baja en los vientres no se repone con vaquillonas sino con vacas viejas), aquel iría envejeciendo, y por ende, perdería lentamente su valor (las vacas preñadas de menos de seis años valen más que las vacas mayores).

 

Otro bien que no se amortiza es la tierra. Si se la maneja siguiendo criterios conservacionistas y de buenas prácticas agrícolas debería mantener su valor (más allá de las variaciones que se produzcan por cuestiones inmobiliarias, y no productivas).

 

Sin embargo, hay que tener en cuenta que, si la empresa hace un mal uso de la tierra –sin rotaciones, sin evitar la erosión, sin reponer nutrientes y sin hacer un control eficiente de malezas, insectos y enfermedades–, esta perderá gradualmente su valor productivo, y a la larga, su valor inmobiliario. En el futuro, será necesario fijar indicadores de sostenibilidad que consideren esta pérdida potencial del recurso suelo. En ambos casos, la valuación debe seguir el criterio del valor neto de realización.

 

 

Asiento de amortización

 

El cómputo de la depreciación del bien de uso se registra reduciendo su valor, equivalente a la cuota de amortización. El valor del activo de uso considerado disminuye, y su contrapartida es una pérdida por amortizaciones considerada en una cuenta de resultados.

 

 

 

Revalúo de bienes

 

Es cada vez más frecuente que, por distintos motivos (la mayoría de ellos por cambios en las condiciones macroeconómicas), los bienes ganen o pierdan valor, más allá de lo técnicamente calculado. Esto obliga a efectuar una revalorización de los bienes, ya que de no realizarla, la cuota de amortización no alcanzaría a compensar la pérdida de valor sufrida por el bien de uso.

 

La revaluación es el proceso por el cual se busca asignar a un bien un nuevo valor, que sea representativo de su realidad técnica y económica al momento de la medición (valor razonable).

 

El valor razonable es un valor representativo de su realidad técnica y económica al momento de la medición y consiste en un importe por el cual el activo podría ser intercambiado entre partes interesadas y debidamente informadas en una transacción de contado, realizada en condiciones de independencia mutua.

 

Para determinar el proceso de revalúo hay que saber si el bien posee un mercado activo en su condición actual. Si así fuera, se considerará su valor neto de reposición o su valor de reposición en ese mercado. Este es el caso de bienes tales como vehículos, maquinaria, etcétera. De no ser así, se debe tomar el valor del bien a nuevo y calcular a partir de ahí las cuotas de amortización transcurridas hasta llegar al valor actual. Es el caso de las plantas de silos, edificios, etcétera.

 

 

 

Asientos de tenencia por revalúo

 

Cuando se revalúa un bien puede ocurrir que se obtenga un beneficio por la tenencia en los casos en que el valor razonable es mayor que el valor teórico calculado al inicio del ejercicio. En esa situación, el valor del bien se incrementa reflejándose como un aumento del activo en el Debe y con la cuenta de ganancias Tenencia en el Haber.

 

 

También puede darse la situación inversa, en la que el valor razonable es menor que el valor del bien al inicio del ejercicio. En este caso, la tenencia ha resultado negativa. Como consecuencia, el valor del bien de uso se reduce, debiéndose imputar la disminución en el valor del activo en el Haber, y como contrapartida, una pérdida por tenencia en la cuenta de resultados en el Debe.

 

 

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