¿Cómo impactó la emergencia sanitaria en Valles Cordilleranos?
La situación extraordinaria se presentó en plena cosecha de uvas y aceitunas
Los inconvenientes logísticos surgidos a partir de la emergencia sanitaria por la pandemia del Covid-19 profundizaron los problemas que las producciones argentinas de vid y olivo vienen arrastrando en los últimos años.
Este año la cosecha de uvas arrancó muy temprano, de manera tal que en los próximos días se espera que la misma finalice, cuando lo habitual es que el proceso termine recién hacia fines de abril.
En muchos viñedos, debido a heladas ocurridas en la primavera pasada que afectaron a los cultivos, se están reportando mermas de rendimientos en un rango general del 20% al 40% respecto de lo proyectado inicialmente.
Las provincias están instrumentando restricciones severas que impiden el paso de personal y maquinaria de una jurisdicción hacia la otra, lo que impide el normal desarrollo de tareas que, según lo establecido por el decreto presidencial 297/20, son esenciales y, por lo tanto, deberían contar con libre circulación durante la vigencia del “aislamiento obligatorio”.
“Las empresas que realizan cosecha mecanizada de uva no registraron mayores problemas, pero sí hubo inconvenientes con la cosecha manual porque, además de las precauciones que permiten, por ejemplo, trasladar a la mitad de los trabajadores en un colectivo, las provincias aplican cuarentena de dos semanas a los cosecheros que provienen de otras jurisdicciones”, comenta Alan Fillmore, integrante de los grupos CREA Arauco, Huarpe y Olivícola San Juan.
Los despachos de vino en el mercado interno venían firmes en el comienzo de año con entregas de 1.319.994 hectolitros en enero-febrero de 2020, una cifra 10% superior a la registrada en el mismo período del año pasado, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). Pero las restricciones logísticas y de consumo promovidas por el aislamiento social obligatorio impactaron de manera negativa en las ventas a partir del pasado mes de marzo.
Las bodegas que tienen un mayor perfil exportador están mejor posicionadas en la actual coyuntura. En el primer bimestre del año las exportaciones argentinas de vinos fraccionados (la mayor parte en botella) fueron de 275.951 hectolitros, una cifra similar a los 273.249 hectolitros registrada en el mismo período de 2019. Pero las ventas externas de vino a granel experimentaron un crecimiento interanual de casi el 200% para ubicarse en 578.772 hectolitros en enero-febrero de 2020.
“Se espera que los precios pagados por la uva suban un poco este año respecto a lo abonado en 2019, aunque no lo suficiente para cubrir los costos de producción”, señala Andrés Méndez Casariego, integrante del CREA Aconcagua.
Algunas bodegas que se comprometieron a pagar adelantos de cosecha y acarreo –una práctica habitual en la región– informaron que no están en condiciones de abonarlos en la actual coyuntura, lo que representa un problema financiero y económico para los productores afectados.
La cosecha de aceitunas de mesa finalizó con anterioridad a la aplicación del aislamiento obligatorio, mientras que en estos días comienza la recolección de aceitunas con destino a la elaboración de aceite.
“Las empresas que disponen de cosechadoras mecánicas de aceitunas podrán trabajar sin grandes inconvenientes, pero diferente es el caso de las fincas que dependen de la cosecha manual, porque estamos registrando muchos inconvenientes con trabajadores que no pueden pasar de una provincia a la otra, dado que los mismos son puestos en cuarentena ni bien ingresan”, explica Francisco Copello, integrante del CREA Arauco y vocal de la región CREA Valles Cordilleranos.
“Tengo una cosechadora de nogales en la provincia de Catamarca que tiene un trabajo pedido en La Rioja y no puedo enviarla hasta que finalice la emergencia sanitaria”, añade.
El cierre de la atención al público por parte de las entidades bancarias complicó además las tareas de cosecha, dado que la mayor parte del personal dedicado a esa tarea no está bancarizado y solamente puede cobrar a través de dinero en efectivo.
Los precios internacionales del aceite de oliva –que se forman en España e Italia– se encuentran en niveles históricos muy bajos y en algunas fincas de zonas marginales de Catamarca y La Rioja no son suficientes para cubrir los costos de recolección, con lo cual se dejarán los olivares sin cosechar.