Fuerza de equipo
Confianza, flexibilidad, capacidad de escucha, ponerse en el lugar del otro y, sobre todo, que el grupo funcione. Estas son algunas de las características que describen la relación del asesor y el productor CREA
Mariano Vinardell es ingeniero agrónomo y hace seis meses que es asesor del CREA Tambero Guatraché (La Pampa), integrado por 10 productores de la Región CREA Semiárida. “Todavía estoy a prueba”, dice con una sonrisa, mientras cuenta que ser asesor significa estar cumpliendo uno de sus sueños profesionales. “A CREA llegué a través de la Facultad y desde el vamos me fascinó su metodología; luego trabajé en un campo que pertenecía a un grupo CREA y tuve la vivencia de una reunión y ahí vi lo que eso significaba: un grupo de productores que tenían mucho en común, reunidos durante todo un día y dedicados a pensar sobre una empresa… eso era lo que yo quería hacer”.
Mariano describe su trabajo como el de un facilitador entre los miembros CREA para que el grupo funcione desde lo técnico, lo metodológico y desde lo humano. “El grupo es la fuerza”, asegura, “y el éxito de la metodología consiste en el pensamiento grupal, la colaboración entre los miembros para aportar ideas y soluciones y sobre todo, el compromiso de cada uno con el grupo”.
Para Pablo Rostan, miembro del CREA Tambero Guatraché, el rol del asesor es muy importante porque debe saber, de forma equilibrada, cómo manejar las cosas para que el grupo funcione y sea eficiente: “Tiene que ser flexible pero a la vez ponernos un poco de presión para que avancemos”, reflexiona, “yo particularmente espero con muchas ganas el momento en que llega el asesor y las reuniones mensuales que organizamos; me hacen sentir bien y me resultan de gran utilidad”.
Según Pablo, la diferencia esencial con otro tipo de asesores es que, con el asesor CREA, se genera un vínculo mucho más cercano y se trata de una relación que se va construyendo con el tiempo, a partir de la confianza: “Se habla del campo pero también de otros temas, más personales, e incluso nuestras familias se vinculan con el asesor”, explica. “La primera vez que viene el asesor uno procura que la casa esté ordenada y planifica qué va a haber de cena… con el tiempo el asesor deja de ser visita y se amolda a la dinámica cotidiana de la familia con naturalidad porque ya sabemos que una vez por mes nos vamos a encontrar”.
Más allá del encuentro mensual, Mariano y Pablo destacan que están conectados de forma diaria por WhastApp con mensajes y fotos porque estar contacto permanente ayuda a conocerse, a construir los vínculos y a resolver problemas.
“Me di cuenta de que me largaba a opinar demasiado rápido y estoy tratando de aprender a escuchar, de hablar menos y escuchar más”, detalla Mariano. “Estoy aprendiendo a callarme y cada día compruebo que cuando uno le da el espacio a los otros, surgen cosas muy pero muy interesantes”.
Para Pablo el gran aporte de la metodología CREA es el vínculo con un grupo donde siempre lo pasan muy bien y aprenden mucho: “Nuestras reuniones duran todo el día y siempre tenemos ganas de quedarnos; creo que es fundamental trabajar en grupo porque solo todo es mucho más difícil y, además, se contagia el entusiasmo al ver que si otro puede hacer determinada cosa, uno también”, dice. “Es cierto que a veces las devoluciones son duras pero también son la oportunidad para mejorar. Para mí, la clave en las reuniones es tener una buena pregunta para hacer porque ya que estamos todos ahí, es el momento ideal para pensar juntos”.