Hacerse cargo
La experiencia de dos empresarias de la zona Santa Fe Centro
Al finalizar sus estudios universitarios en administración de empresas, Sofía Meinero regresó a la empresa familiar para comenzar a trabajar a la par de su padre, quien, desde ese momento, comunicó que deseaba ceder el mando del tambo para dedicarse solamente a la unidad de negocios de invernada bovina.
Por ese entonces, su hermana Carla residía en Buenos Aires y no mostraba interés en sumarse a la empresa familiar. Así fue que Sofía decidió asumir el desafío y empezó a involucrarse en el día a día de la empresa lechera junto a su padre (encargado del área productiva y comercial) y su madre (responsable de la gestión administrativa).
En octubre de 2017 se estableció una nueva sociedad integrada por Sofía junto a su hermana y su madre Sandra, la cual comenzó a operar formalmente en mayo de 2018. La nueva empresa le alquila el campo y la maquinaria al padre, mientras que el rodeo lechero se fue adquiriendo en cuotas.
Si bien pensaba que se trataría de un trámite, pronto Sofía descubrió que la burocracia que implica abrir una nueva sociedad es por demás compleja y complicada. “Empezar de cero tampoco es sencillo al momento de solicitar un crédito bancario o comercial, porque, como se trata de una empresa sin historia, las puertas de acceso no suelen estar abiertas de par en par”, advierte. En ese sentido, la ayuda de su padre fue crucial al permitirles a los referentes crediticios visualizar que, si bien se trataba de una nueva sociedad, había una continuidad respecto de otra preexistente con trayectoria en el mercado.
Con el apoyo de sus padres, Sofía se hizo cargo de todas las actividades de la nueva empresa. Pero pronto comprendió que, debido a la complejidad de las diferentes tareas involucradas, no lograría realizar una gestión eficiente en términos integrales.
“En un comienzo, me hice cargo de la cuestión productiva, administrativa, comercial y financiera, pero el hecho de querer estar en todo determinaba que no pudiese hacer nada del todo bien”, explica.
“Carla me consultaba de manera recurrente cómo marchaba la empresa, hasta que en un momento decidimos, junto con mi madre, incorporarla como gerente financiera, un rol que ella aceptó con gusto”, añade.
Sofía fue designada gerente general y también tiene a su cargo la gestión productiva. Carla, licenciada en administración de empresas con un master en finanzas, se encarga de la gestión económica, impositiva y financiera de la empresa.
“Inicialmente tenía algunas dudas con respecto al trabajo a distancia, pero luego vimos que se trata de una tarea que puede hacerse con esa metodología sin inconvenientes”, asegura.
Carla viaja periódicamente al campo para reunirse personalmente con su hermana y su madre, como así también con el médico veterinario y el agrónomo que asesoran al establecimiento. “Ambas tuvimos que aprender a trabajar juntas sobre la marcha”, señala. La madre brinda asistencia en cuestiones administrativas y con la gestión del personal (que sigue siendo el mismo que tenían en la sociedad anterior).
Las tres accionistas de la empresa definieron de palabra que las grandes decisiones estratégicas de la firma debían tomarse sobre la base del consenso. “En un futuro, existe la intención de protocolizar estas cuestiones”, apunta.
Un año complejo
El inicio de actividades de la nueva sociedad (mayo de 2018) coincidió con el comienzo de una crisis de ingresos en el sector lechero.
Una de las primeras medidas que tomó Sofía como gerente general fue incorporar la empresa al CREA Centro Oeste Santafesino (región CREA Santa Fe Centro). “El grupo me permitió conocer empresarios que están en nuestra misma actividad, aprender cuestiones técnicas y contar con herramientas para resolver diferentes situaciones gracias a los aportes del grupo y de los asesores Marcos Buscarol y Luis Insamt”, indica.
“El año pasado fue muy duro para la lechería y nuestra empresa no fue la excepción; este año, afortunadamente, nos encontramos en un situación algo más cómoda y podemos pensar en realizar algunas inversiones que venían postergadas, tales como instalaciones para promover el confort de las vacas”, agrega.
Actualmente, el rodeo lechero cuenta con unas 170 vacas en ordeñe, con el objetivo inmediato de llegar a un total de 200 animales. El tambo está localizado a unos tres kilómetros de la ruta. Al estar ubicado en una zona elevada, no suele perder pasturas ante situaciones de excesos hídricos (dos condiciones críticas para llevar adelante una empresa lechera de base pastoril). Además de pasturas a base de alfalfa, ofrecen suplementación elaborada con un mixer propio.
El año pasado, Sofía decidió cambiar de cliente y empezó a vender la leche a una nueva pyme regional que comenzó a operar una antigua planta industrial de SanCor. Pero la experiencia no fue satisfactoria por el importante atraso que empezaron a registrar en los pagos.
A partir de una recomendación de los integrantes del grupo CREA, Sofía optó por derivar la comercialización a un comisionista que se encarga de colocar la leche en una empresa que realiza las liquidaciones en plazos adecuados. “No fue fácil cambiar en plena primavera, pero pudimos lograrlo”, recuerda.
“Nuestros padres están muy contentos con el hecho de que nos hayamos hecho cargo de la empresa familiar. Para nosotras, el balance es más que positivo: este desafío constituye algo verdaderamente trascedente”, explica Sofía.
El artículo completo puede verse en la edición de septiembre de la Revista CREA.