Plantación mecanizada de caña de azúcar
Un programa de investigación desarrollado por CREA, INTA y EEAOC
En el año 2011, empresas integrantes del CREA Cañaverales comenzaron a realizar las primeras experiencias de plantación mecanizada de caña de azúcar en el NOA. Pero pronto descubrieron que era necesario protocolizar el estudio de esta nueva tecnología para poder optimizar –tal como sucedió en su momento con la siembra directa en la zona pampeana– uno de los primeros procesos clave para lograr una producción óptima.
En ese marco, los grupos CREA Cañaverales y Yungas, junto con el INTA Famaillá y la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC), diseñaron en 2016 un proyecto –que cuenta con una duración de tres años– orientado a evaluar la plantación mecanizada.
La plantación de caña de azúcar es una de las labores con mayor incidencia en los costos de producción. Esta nueva tecnología ya fue adoptada por el 20% del área cañera total de los grupos CREA del NOA.
“Quienes comenzaron a utilizar la tecnología, lejos de dar un paso atrás, aseguran que llegó para quedarse y año tras año buscan aumentar el área plantada con maquinaria”, explica Laura Carabaca, coordinadora de la Mesa Agrícola Región CREA NOA.
El programa, que comenzó a principios de 2017 para finalizar en el presente año, cuenta con el apoyo técnico de INTA y de la EEAOC –instituciones que colaboraron en el diseño de los protocolos y las mediciones– y es financiado por las empresas Doble TT (fabricante de plantadoras de caña) y Pueble-CASE (cosechadoras de caña).
El cañaveral tiene generalmente una vida útil de cinco años. El período que va desde la plantación hasta la primera cosecha se denomina caña planta, mientras que las recolecciones posteriores se conocen como caña soca. En el NOA la cosecha empieza en la segunda quincena de mayo o primera de junio, y tiene una duración de 110 a 190 días (dependiendo del tipo de cultivo).
“El hecho de tratarse de una labor que involucra diferentes etapas –preparación del suelo, corte de semilla, surcado, tapado, etcétera– demuestra la complejidad del proyecto; deben evaluarse muchas variables y el peso de cada una en el resultado final”, apunta Manuel Ponce, asesor del CREA Cañaverales.
El protocolo para plantaciones mecanizadas indica la medición del nivel de pérdidas de yemas entre la caña semilla en pie y la caña semilla puesta en el surco, la profundidad de tapado y distribución del semillado y el porcentaje de emergencia y producción a cosecha, entre otros muchos factores.
Protocolo de evaluación de la plantación mecanizada de caña de azúcar
Las evaluaciones se realizan en lotes de empresas CREA localizados en tres regiones agroecológicas diferentes y en tres fechas de plantación distintas. “En los dos años que lleva el programa hemos detectado algunos daños invisibles, con yemas que si bien parecen viables, cuando se las analiza, en realidad no lo son; además, advertimos que el monitoreo sistemático es esencial para garantizar que el proceso se lleve a cabo de manera adecuada”, añade Gerónimo Courel, asesor del CREA Yungas.
“La incorporación de esta tecnología –más allá de las mejoras que pueda aportar por sí misma– permite entender que la plantación es una suma de procesos que conforman un sistema complejo que debe evaluarse de manera integral”, añade.
Adicionalmente, el programa permitió reforzar vínculos con técnicos y referentes de las dos instituciones de investigación agropecuaria más prestigiosas de la región. “El propósito final de esta iniciativa es generar un manual de plantación mecánica que resulte de utilidad para todos los productores cañeros que usan o tienen en sus planes emplear esta tecnología”, concluye Laura.
La nota forma parte de la edición de marzo de la Revista CREA