Los temas que convocan a los empresarios más jóvenes del sector
Gumersindo Alonso y Ernesto Manassero son integrantes del CREA Ranqueles, de la región Centro. Junto al asesor del grupo, Pablo Fernández Barron, participaron de una charla en un campo de Río Cuarto para compartir su visión acerca de la producción agropecuaria actual, entre otros temas.
El CREA Ranqueles tiene la particularidad de que sus miembros tienen una edad promedio que ronda los 35 años. Además de representar a ese grupo, Alonso, Fernández Barron y Manassero representan a muchos otros jóvenes productores del país, que hoy empiezan a ser protagonistas.
Familia empresaria
Uno de los primeros temas que los toca bien de cerca es el hecho de pertenecer a una empresa familiar. “No todas las familias agropecuarias están en condiciones de formar empresas familiares”, advierte Manassero. Y habla con conocimiento de causa, ya que integra dos establecimientos de estas características: uno agrícola, junto con su madre y sus tres hermanos, y otro que lleva adelante exclusivamente con uno de sus hermanos, con quien se dedica a brindar servicios de asesoramiento agropecuario.
“Hay que diferenciar entre empresa familiar y familia empresaria”, advierte el asesor del CREA. “En el marco de las primeras, suele ocurrir que la dinámica esté determinada por un mandato: así sucede que algunos integrantes entran mientras otros salen; su participación va mutando en los distintos momentos de su historia. En cambio, en el otro caso, las decisiones son conversadas, prolijas y hay protocolos de trabajo. Las relaciones se afianzan en la medida en que los negocios se consolidan”, señala.
Muchos de los vaivenes que se producen dentro de las empresas familiares guardan estrecha vinculación con el contexto y con las expectativas de negocio de sus integrantes. “En estos momentos, el país está ingresando en un período de estabilidad económica en el cual la producción evidencia una tendencia firme hacia la eficiencia productiva. Eso trazará un límite que definirá si la participación en la empresa obedece a la mera especulación o si encierra una convicción productiva. El desafío de la agricultura actual es ser eficientes”, manifiesta Alonso.
Por su parte, Manassero agrega que “estamos dando un gran paso hacia la organización empresarial, buscando nuevas formas de potenciar a las empresas. De allí el auge del asociativismo, las alianzas estratégicas. Se trata de modelos con una visión de largo plazo. Hoy en día, ya no es tan sencillo incrementar la producción por hectárea y obtener una ganancia extraordinaria que dé lugar a la especulación. Hay que buscar producir juntos y no de manera aislada”.
Otro fenómeno, que se detecta a nivel mundial, es la migración de los jóvenes desde el campo a las ciudades. Sin embargo no es ese el caso de estos jóvenes productores. En Manassero, la producción agropecuaria tiene una raigambre profunda. “Crecí en el campo, donde viví hasta los siete años. Es una actividad que me desafía todo el tiempo. Cada campaña renuevo mis metas, que me empujan a ser más competitivo”, rescata el productor.
En coincidencia, Fernández señala que “la producción agrícola es un desafío contra la biología que te mantiene siempre activo. A pesar de que el centro cordobés es una zona de rendimientos bastante estables, eso no nos limita a la hora de invertir en zonas marginales. Vamos por más. Superarnos a diario es el denominador común de todos los que abrazamos el rol productivo”, subraya.
Por su parte, Alonso pone el foco en los objetivos: “Trabajar con metas claras y de largo plazo es lo que más me gusta. Sin embargo, los cambios que se producen sobre la marcha me generan una adrenalina extra para poder alcanzar lo deseado”, manifiesta.
Como contrapartida, reconocen que tienen una enorme responsabilidad por delante: trabajar intensamente para mejorar la percepción que la sociedad tiene del sector agropecuario. “Pienso que una buena concientización acerca de la importancia de nuestras tareas para el desarrollo del país ayudaría a que nos visualizaran de otra forma dentro de cinco años. El protagonismo de la producción agrícola es indudable”, destaca. “Tenemos que empezar a mostrar cómo trabajamos, contar que lo hacemos de manera sostenible y, sobre todo, potenciando el interior del país”.
Tecnología
Esta generación está claramente posicionada a favor de la tecnología, y en su capacidad innovadora radica la posibilidad de romper paradigmas. “Debemos adquirir más confianza para innovar, para generar un cambio dentro de nuestras empresas que nos permita dar un salto de calidad. Estamos convencidos del peso que tiene para una región agregar valor en origen. Sin embargo, aún seguimos pensando en el corto y el mediano plazo”, advierte Manassero.
Fernández señala que esas ideas están en la cabeza de muchos productores; solo hay que ponerlas en práctica. “Para ello, falta que se desarrolle un contexto amigable para concretar los proyectos. Es difícil pensar el sistema en el largo plazo”, sostiene, mientras que Alonso añade: “Nos falta un concepto de país que nos identifique y nos potencie, pero esta es una cuestión mucho más profunda”, subraya.
“Si la estabilidad estuviera claramente asegurada, el desafío sería seguir fortaleciendo la matriz productiva con agregado de valor y diversificación de los agronegocios. Nosotros estamos a 400 kilómetros del puerto. Hoy nuestra misión es consolidarnos como productores agroindustriales. Por ejemplo, en este momento estamos pensando en desarrollar las minidestilerías de etanol a nivel predial. Imaginamos estas industrias como resultado de una asociación entre productores”, afirma Fernández.
“Ya llevamos 10 años de practicar la identificación de ambientes y el manejo variable según la calidad de sitio. También nos capacitamos en el uso de diversas herramientas que potencien nuestra producción”, dice Manassero.
Con respecto a este tema, Alonso considera que “el modelo de gestión que se avizora es básicamente tecnológico. Subirse a ese barco es dirigirse a ganar más competitividad técnica y comercial”.
“La principal ventaja de pertenecer a un grupo de productores CREA es el acortamiento de los procesos o la rapidez para alcanzar los objetivos. En las reuniones, un colega te aporta la visión de un camino que ya transitó o de una decisión que ya analizó o tomó. Esta posibilidad significa un importante ahorro de tiempo y dinero que te fortalece laboral y profesionalmente”, comenta Alonso. “También te mueve a pensar nuevas alternativas, a innovar. Se genera un flujo de información que es un verdadero motor para la empresa”, agrega.
“Desde la óptica del asesor, ser parte del grupo implica la enorme ventaja de ser parte de una gran red de información compartida. Eso nivela hacia arriba. Será que soy de los que piensan que quien más mide, más corrige”, señala Fernández Barron.
Recursos humanos
“La cultura del trabajo está cambiando y ya no hay vuelta atrás. El desafío es adaptarse y buscar la forma de que la gente trabaje mejor, que esté motivada y fidelizada con la firma. Este es un tema fundamental que se debe trabajar dentro de las empresas”, se preocupa Manassero.
Para Alonso, que es productor ganadero, el equipo de trabajo es un aspecto clave para el desarrollo. “Los recursos humanos son el talón de Aquiles de muchas empresas agropecuarias. Pienso que la gente de campo tiene que trabajar con la mayor comodidad posible, en condiciones confortables y dándoles prioridad a sus jornadas de descanso, sobre todo cuando trabajan en actividades intensivas. Pero también es decisivo capacitarla constantemente”.
“A menudo, sucede que muchos jóvenes que manejan un tractor y aprendieron a sembrar con el banderillero satelital no saben hacerlo con el tradicional en el caso de que se averíe la herramienta. De esa forma, puede ocurrir que la siembra se detenga toda una mañana hasta que se soluciona algún problema”, relata.
Son jóvenes. Tienen una mirada renovadora a la hora de tomar decisiones. Están ampliamente familiarizados con la tecnología y siempre conectados. Hoy les toca a ellos tomar las riendas de la empresa.